Palabras contra Norma Sperati

Publicado el 10 de Mayo de 2016.

Por Andrés Carvallo.




Por cuanto oraste contra mi siervo, mi ungido, al cual yo escogí para que publicara tu pecado y tu maldad, y elevaste tus hechicerías y tus métodos carnales contra mi siervo a quien protejo, atacaré con creces tu estética, quebrantaré tus huesos, deformidad se apoderará de tu cuerpo y desfiguraré del todo tu parecer. Porque en vez de arrepentirte de tu pecado te volviste contra mi siervo.

Gentes de duro corazón y despreciadores atenderán tu lecho, y aún tus hijos huirán de tu presencia a causa de tu horroroso aspecto. Porque haré memoria de todas tus maldades, y los maltratados se reunirán a recordar tus maltratos, y todos sabrán lo que hiciste, y llegará a tus oídos, fuerte y claro, las noticias de tus propias maldades. Pondré tu propio camino sobre tu cabeza, y por seguir los consejos de Lucifer, los castigos que tengo preparados para Lucifer caerán sobre ti todos los días que te quedan. Y te mantendré despierta, no dormirás ni tendrás paz, para que sepas todas las maldades que le has hecho a mi pueblo, mi escogido.

Tu escudo está comido por la polilla y el orín, tu espada es una pluma de avestruz, no tienes casco, ni coraza, ni calzado, ni aljaba, ni flechas y estás desnuda. ¿Marcharás a la guerra contra mi ungido y contra mí desnuda, con pluma de avestruz y con tus hechicerías? ¿Acaso no se preparó mi ungido todos estos años para marchar a la guerra contra ti? ¿Acaso no sabe mi ungido que tú y tu marido están en Lais? ¿Acaso no conoce mi ungido todos tus secretos? ¿Acaso no sabe mi ungido de tu insomnio? Porque como Eliseo sabía lo que hacían los sirios en sus cámaras más secretas, así sabe mi ungido acerca de ti y de lo que has hecho y haces en tus cámaras secretas. ¿Cómo piensas que llegaste a Lais? ¿Acaso no estuvo mi ungido, el que publica tus pecados, observándote todo el camino? ¿Crees que puedes escapar de mi mano?

En tu juventud rechazaste la cruz y has preferido los deleites temporales del pecado mientras que hipócritamente te mostrabas piadosa ante las personas que te convenía. Siempre acallaste a los profetas de Dios y hacías profetizar a tus aduladores y condescendientes para escuchar las palabras de halagos, suaves y dulces a tu oído, para alimentar tu ego. Nunca amaste la rectitud, siempre despreciaste la corrección del señor, siempre hiciste lo que quisiste despreciando la buena y agradable voluntad de Dios, siempre he padecido tus desprecios. Aún despreciaste tu ministerio porque no querías pasar por pruebas. Al rechazar la cruz, mis correcciones, mis pruebas y mis castigos no pude corregirte ni redimirte y creciste deformemente en tus maldades. Las dificultades que has tenido no tenían que ver con la cruz o con mis pruebas, sino que afligías tu alma cuando no podías hacer realidad tus caprichos. Hubo un tiempo en que Nino no permitía todos tus caprichos (permitía sólo algunos) y eso te hacía sufrir. Hubo un tiempo que no tenías dinero para todos tus caprichos y por eso te afligías, pero de ninguna manera tenía que ver con la cruz o con pruebas. Cuando Nino no se opuso mas y cuando tuviste dinero te entregaste con gran felicidad a todos tus caprichos, aún a costas de herir a mi pueblo, aún a costas de despojar a los pobres. Ahora no hay redención, sólo hay destrucción para detener la maldad, para que de balde no hagas sufrir más a mi pueblo, mi escogido.

 Hay muchos Hombres y muchas Mujeres de mi pueblo que pagan un precio muy alto, que pasan pruebas terribles, dolores y sufrimientos, carencias, circunstancias difíciles de sobrellevar, porque yo pruebo a mi pueblo, para corregirlos, para redimirlos, para saber lo que hay en sus corazones, para saber si se han de quedar conmigo por amor y no por conveniencia, para formarlos como personas de bien. Pero a ti no te vi nunca llevando una cruz entre la gente de mi pueblo que lleva cada uno su cruz, por lo que no te puedo contar entre la gente de mi pueblo. Hay personas que están pagando precios muy grandes por transitar mi camino, por cuidar a mi pueblo, por llevar mi palabra a lugares peligrosos exponiendo sus propias vidas y la de sus familias, por luchar contra personas como tú, que padecen persecución, hambre y males mientras que tú estabas en tus deleites, indiferente a la realidad de la gente y del evangelio.

No tuviste misericordia con tu prójimo y no hiciste misericordia con tu prójimo, por lo que yo no tendré misericordia de ti ni haré misericordia contigo, sino que será para mí una recreación el afligirte y el vengarme durante todos los días que le quedan a tu vida.



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